domingo, 12 de septiembre de 2010

INFORMACION A LAS FAMILIAS

Cuando realizamos cualquier actividad nuestro cerebro está atento a lo que hacemos y a otras circunstancias que puedan darse simultáneamente, p. ej., a la hora de explicar una lección en la clase puede haber un ruido en el pasillo, sonar un teléfono en un despacho cercano o escucharse algún sonido desde la calle ninguno de estos estímulos romperá la atención en la tarea que se lleva a cabo porque los procesos de atención están funcionando adecuadamente y priorizan la labor que se está realizando a otras cuestiones no relevante. En el caso de un niño con TDAH, todo llamará su atención dificultando que se centre en la lección que se está explicando. Está alerta, «a todo» lo que ocurre por insignificante que parezca para los demás.
Este estado de alerta genera una inquietud constante por no poder «desconectar» e ir perdiendo la información que después deberá aplicar en las tareas académicas. Además toda esta inquietud se manifiesta en una actividad constante, moverse en la silla, que se le caigan las cosas, etc., y tener que ser amonestado sistemáticamente por ello.
La sensación de estar siempre jugando pero fuera del juego y no poder estar al ritmo de los demás puede llevar al niño con TDAH a sentirse malo, incapaz, y generar sensaciones de displacer y trastornos de carácter emocional como la depresión, sensaciones de no valía.

Preguntas más comunes
1. ¿Qué es el TDAH?
Es un trastorno de inicio en la infancia, en el que los niños presentan una actividad motora que sobrepasa lo adecuado para su edad (hiperactividad), dificultad para mantener la atención e impulsividad (no puede esperar, actúa sin pensar, «salta a la mínima»). Puede presentar los tres síntomas: falta de atención, hiperactividad e impulsividad o alguno de ellos y sobrepasan en intensidad a las conductas de un niño «movido» o «despistado».

2. ¿A qué se debe?
Su origen se atribuye a un retraso madurativo del cerebro en el que la información que pasa de una neurona otra (neurotransmisores) es insuficiente en las áreas cerebrales que regulan la atención, el comportamiento motor, y las funciones ejecutivas. Aparece un autocontrol insuficiente, algo así como que el director de orquesta de la información que llega al cerebro no dirige bien. Al fallar el director no se puede memorizar, organizar ni planificar las tareas de una manera adecuada y se actúa por impulso, sin reflexionar.
3. ¿Es hereditario?
Es más frecuente en las familias en las que uno de los padres tiene TDAH, pero no se debe únicamente a la herencia. El consumo de alcohol, tabaco y drogas durante el embarazo, la intoxicación por plomo y algunas alergias alimentarias pueden favorecer su aparición. En algunos casos, la crianza en un hogar muy caótico con padres que no pueden hacerse cargo de sus hijos puede favorecer su aparición.
4. ¿Cuál es su evolución?
Los tres aspectos que conforman el trastorno, inatención, hiperactividad e impulsi- vidad tienen caminos diferentes a lo largo del desarrollo. Así la impulsividad tiende a desaparecer en la edad adulta, la hiperactividad baja de intensidad con los años y no siempre desaparece y la inatención se mantiene en la edad adulta en un 40- 70% de los casos. Dependiendo de la edad de diagnóstico y del tipo de tratamiento que se haya recibido los diferentes síntomas que se dan podrán mantenerse más o menos
5. ¿Hay muchos niños con este problema?
Los estudios que se han realizado en España y en otros países coinciden en que el TDAH se presenta en un 4-6% de la población infantil. Es más frecuente a los 6-9 años. Más del 80% seguirán presentando el trastorno en la adolescencia, y el 30- 65% lo seguirán padeciendo en la vida adulta.
6. ¿Las niñas pueden padecer TDAH?
Los niños son más propensos que las niñas a padecer el trastorno, 3-4 veces más. Las niñas presentan más problemas de atención y cognitivos que hiperactividad e impulsividad
7. ¿Tiene tratamiento o cura?
En los casos leves basta con orientar a los padres y que en el colegio se les ayude en sus dificultades de aprendizaje. En los casos en los que los síntomas interfieren su desarrollo escolar y social suele ser necesario el uso de medicación que ayude a su cerebro a atender, organizarse y autocontrolarse. El tratamiento de elección son los psicoestimulantes pues hacen que el cerebro funcione de una manera normal y los síntomas desaparezcan o se atenúen de una forma significativa. En los casos más graves o en los que no toleran los psicoestimulantes se pueden utilizar otros tipos de medicación (Por Ej. Neurolépticos, antidepresivos, eutimizantes). En todos los casos se debe ayudar a la familia e intervenir en el colegio. El trastorno puede desaparecer con los años o ser tan mínimo que no interfiere en la vida del sujeto. Adulto con TDAH pueden tener una energía y capacidad de trabajo muy superior a la de los demás. Hay premios Nóbel y deportistas de élite con son TDAH.
8. ¿Los psicoestimulantes crean adicción y se hará un drogadicto?
Los estudios demuestran todo lo contrario, los niños en tratamiento con psicoestimulantes (metilfenidato) presentan menos conductas adictivas que otros niños. Si necesitan medicación y no la toman tienden a ingerir alcohol, tabaco o hachís como una forma de «automedicarse» al conseguir con esas sustancias «bajar las revoluciones» de su cerebro


9. ¿Se debe a que lo hemos educado mal?
En absoluto. Pero los niños con TDAH necesitan un sobreesfuerzo por parte de padres y educadores. Les hace falta que les pongan las normas muy claras y que no se ceda ante su impulsividad y conductas escapistas ante las dificultades. De esta forma se les da el control del que carecen, hasta que aprendan a autocontro- larse y regularse. La clave está en la firmeza con cariño, necesaria para todos los niños, pero en ellos con más razón. No piensen que por darle todo lo que pide y transigir le van a hacer más feliz, favorecerán que se a un tirano y no le aguante nadie.
9. ¿Va a ser apto para estudiar?
El TDAH generalmente tiene una inteligencia normal e incluso puede ser muy inteligente. Su problema no tiene que ver con la inteligencia sino con la autorregulación y la atención. Existen dos tipos de atención: la del agricultor, que requiere una observación constante y detallada para ver cómo está la tierra, si las plantas nece- sitan agua, si va a llover…, y la atención rápida y refleja del cazador, que tiene que estar pendiente del mínimo cambio o movimiento que permita detectar a la pieza que quiere cazar. El TDAH tiene atención de cazador, lo cual es muy bueno para muchas cosas, pero plantea dificultades en el colegio pues ahí hace falta atención de agricultor. Hace falta ayudarle a desarrollar ese tipo de atención para poder rendir bien en los estudios y enseñarle a autorregularse. Existen adultos con TDAH que han brillado en sus carreras e incluso obtenido el premio Nóbel.

10. ¿Va a estar siempre solo y sin amigos?
El déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad dificulta el juego colabora- tivo y la socialización, por ello los compañeros le rechazan. Si se atenúan los sínto- mas les aceptan, pues suelen ser niños cariñosos y ávidos de integrase con los demás.

12. ¿No es la hiperactividad algo normal en la infancia, por qué ahora es un problema?
En la sociedad actual los niños están hiperestimulados por el consumo, los padres no tienen apenas tiempo para ocuparse de los hijos, no se les pone límites y se les dan demasiados caprichos para paliar la falta de tiempo que se les dedica. Todo ello potencia que presenten problemas de conducta, que sean desafiantes y nega- tivistas (trastorno negativista-desafiante 2-16%, trastorno disocial 1-10%; APA, 2000). Pero si vemos como están lo jóvenes hoy día, el porcentaje sube bastante más. Eso no es el TDAH, este trastorno se da en el 4-6% de los niños. Los niños con TDAH no tratados pueden presentar más frecuentemente problemas de con- ducta, por eso es importante su diagnóstico y tratamiento precoz.

13. ¿Qué efectos produce en su desarrollo el tratamiento farmacológico? Los psicoestimulantes pueden quitar el apetito, pero se corrige fácilmente con estimulantes del apetito.

14. ¿Quién puede hacer el diagnóstico?
Pediatra, psicólogo escolar y clínico, psiquiatra. Muchas veces el pediatra lo diagnostica e inicia el tratamiento. Los psicólogos escolares y pedagogos también los detectan.
15. ¿Puede tener ansiedad y depresión mi hijo con TDAH?

Si no se le ayuda desde que es pequeño, se va sintiendo fracasado y rechazado, lo cual mina su autoestima, se siente inseguro y todo ello le puede deprimir y angus- tiar. Pero también puede suceder que un niño con depresión y ansiedad presente síntomas de hiperactividad e inatención sin ser un TDAH. El diagnóstico diferencial lo debe hacer un profesional experto


16. ¿Cómo le explico que es hiperactivo?

Suele ser útil usar el siguiente símil: «comparado con un coche, la mayoría de la gente tiene un cerebro que va a 100 por hora, pero el del TDAH va a 300, como un Ferrari. Eso le dificulta el parar quieto, pero cuando aprenda a regular mejor su velocidad podrá hacer muchas más cosas que los demás. Hay premios Nóbel, profesionales de éxito y deportistas de élite que son TDAH. Tienen mucha más capacidad de trabajo que los demás, lo que les hace falta es bajar algo la velocidad y aprender a conducir tan rápido».








FAMILIA Y TDAH

Las familias con hijos con TDAH pueden estar habituadas a escuchar de familiares, amigos, profesores y vecinos, expresiones desagradables acerca de sus hijos, que se les llame la atención e incluso verse rechazados. El cuidado de un niño con TDAH implica un esfuerzo para la familia y en la mayoría de los casos una importante dosis de sufrimiento. Todo ello se engloba en el concepto decarga, referida en un inicio a las familias con pacientes psiquiátricos y extendida después a todos los trastornos crónicos. La carga puede ser objetiva y subjetiva. La carga objetiva se refiere a los problemas prácticos como las alteraciones en la vida familiar, el aislamiento social y las dificultades económicas. La carga subjetiva hace referen- cia a las reacciones que los miembros de la familia experimentan, por ej.: ansie- dad, depresión y sentimientos de pérdida.
Con frecuencia sus hijos les ponen «en evidencia» como padres incapaces de contener su conducta, pueden parecer despreocupados de las tareas escolares de sus hijos para el hogar ya que nunca están finalizadas, sus hijos son llamados al orden en múltiples ocasiones porque pegan, insultan, mienten..., es decir, una re- tahíla de quejas, cuestionamientos, advertencias, rechazos, que van haciendo mella en su persona. Quizá sea esta la razón de que muchos padres asuman con relativa tranquilidad el diagnóstico.
Saber que lo que le ocurre a su hijo no es fruto del mal hacer de sus padres, o de una maldad innata y que puede tener solución aunque ésta pase por tener que darle tratamiento farmacológico, alivia considerablemente su situación. Sin em- bargo esto no es más que el principio de una carrera en la que ellos deben ser los promotores de las acciones que se lleven a cabo para paliar, contrarrestar y modi- ficar los efectos del trastorno en su hijo.

Generalmente las familias, aunque cada vez menos, desconocen qué es lo que ocurre a su hijo. Es muy habitual que algún pariente haya tenido estos mismos problemas, pero que nunca haya sido diagnosticado. Suelen acudir al especialista porque en el centro escolar se lo han indicado o porque no saben qué hacer con el niño.
Cuando una familia acude desconociendo qué es lo que puede estar detrás del comportamiento y dificultades de su hijo hay que acogerla e informarle sobre el trastorno: su origen, las implicaciones que conlleva y las necesidades que presenta.

¿Cómo comunicar el diagnóstico?

Los profesionales debemos orientar a las fami- lias a entender qué pasa con sus hijos, no solo comunicar un diagnóstico. Para ello es necesario ponerse en el lugar de quien recibe la información, hacerse cargo de su preocupación, desconcierto, sentimiento de culpa, temor a ser criticados por cómo es su hijo. La experiencia demuestra que una buena acogida y aproximación a las vivencias de la familia y su contexto ayuda en esta labor. Una forma adecuada para realizar esta tarea es explicar las bases funcionales del trastorno, así a partir de los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR y del CIE.10, podemos ir analizando con los padres y con el paciente, dependiendo de su edad, qué le ocurre y cómo les afecta a todos.
Al pasar los instrumentos de evaluación, es mejor explicar claramente los objetivos de los mismos y su fundamento. Concluida la fase de evaluación y en el establecimiento del diagnóstico debemos hacernos cargo de lo que esto supone, es decir el diagnóstico de un trastorno crónico y cómo afectará a la familia y al individuo.
Hay que hacer hincapié en la sintomatología y las consecuencias que acarrea para que, además de entenderla, comprendan su carácter involuntario. No es un niño malo o desobediente que pega y/o pasa de todo, es un niño con una dificultad para centrar la atención y por eso se despista y no atiende, además su hiperactividad le lleva a estar «moviéndose» constantemente lo cual le hace objeto de críticas y favorece su mal humor.

Dar soluciones factibles, tanto desde las intervenciones psicosociales como desde los tratamientos farmacológicos. Informar de las asociaciones que funcionen en su ciudad y a las que pueden acudir para encontrar un lugar de reunión, colaboración y apoyo tanto para los padres como para los pacientes.
Las relaciones familiares y las respuestas que los padres den a los niños con TDAH son de vital importancia, es por ello que hay que enseñarles a mantener pautas de actuación, consistentes y coherentes para afrontar las situaciones con su hijo de modo claro y conciso, para ello son útiles las técnicas de condicionamiento operante. Por ejemplo la técnica de registro: se apuntan las conductas comunes y disruptivas y los padres marcan objetivos y premios y castigos dependiendo de si se alcanzan o no. Los premios, preferentemente, deben ser relacionales, por ejem- plo jugar a algo con el niño, llevarle a algún sitio que le guste. Si no cumple se le quitan cosas que le gusten (castigo negativo), por ejemplo, TV, video juegos, pero nunca actividades necesarias para su socialización, por ejemplo salir con sus amigos, hacer deporte. Si la falta es repetitiva y/o grave se le puede castigar en su habitación sin TV ni juegos, durante un tiempo y que al salir pida perdón por lo que ha hecho (ver anexo). La elección de objetivos a conseguir y las consecuencias aplicadas es mejor que se realicen con un profesional que oriente a los padres sobre su idoneidad.
Este recurso para ayudar a regular la conducta, incentivar, inhibir, manejar las con- tingencias y, en definitiva, ayudar al niño a mejorar en las situaciones que le gene- ran un problema, es efectivo.
El trabajo que se realice con los padres debe tener también como objetivo dotarles de habilidades para manejarse en el contexto escolar y social del niño, deben estar capacitados para colaborar en las propuestas que desde el centro escolar se pon- gan en marcha e incluso promoverlas si fuera necesario. El apoyo profesional y social es esencial para las familias.
Lared social de apoyo adquiere una importancia capital. Sabemos que el apoyo social es un factor fundamental en la salud física y psíquica, de manera que los sujetos con un buen apoyo social pueden tolerar las situaciones de estrés sin enfermar, mientras que las mismas situaciones pueden provocar graves desarre- glos somáticos y psíquicos, si no se cuenta con una buena red de apoyo que ayude a afrontar los diferentes problemas que genera el trastorno. El contacto con aso- ciaciones de afectados es de gran ayuda.
House y Kahn (1985) distinguen 4 tipos de apoyos sociales: 1. Apoyo emocional (amor, comprensión empática, confianza) que favorezca la expresión de sentimientos 2. Apoyo instrumental, focalizado en las necesidades materiales 3. Información sobre la enfermedad y redes de apoyo y 4. Valoración de las dificultades y cómo las afrontan. Las familias con un hijo con TDAH necesitan una red de apoyo: familia- res, amigos, vecinos, grupos de autoayuda, asociaciones de afectados, que les ayude a afrontar de una manera adecuada los problemas que le surgen con su hijo.

Las necesidades de la familia ante el TDAH se pueden resumir en: 1. Información sobre el trastorno, 2. Orientación en su manejo y tratamiento, 3. Compartir sus dificultades con otras familias, 4. Comunicación en la familia y con los sistemas de ayuda, y 5. Apoyo social.

EVOLUCION

EN LA INFANCIA

Muchos padres que han tenido previamente otros hijos sin TDAH, suelen decir que su hijo con TDAH han sido desde su nacimiento "diferentes" siempre han presentado un desarrollo motor precoz, son inquietos, curiosos, hiperreactivos. En esta etapa pueden presentar problemas de sueño y alimentación, llaman la atención, no muestran tener noción de peligro, de hecho suelen tener mas accidentes, con la bicicleta o jugando, tambien pueden ser algo mas desobedientes, con una actitud en mayor o en menor grado oposicionistas y desafiantes. En la edad preescolar y primaria presentan mayor número de accidentes, rabietas, falta de atención, problemas de aprendizaje, que se van aumentando con el tiempo y con los cursos siguientes. La impulsividad que se manifiesta en la falta de tolerancia a la frustración y dificultad de aceptar las reglas. En lapubertad se hacen más evidentes la impulsividad e inatención, sigue la hiperactividad, la intolerancia a la frustración. La dificultad de planificar y ejecutar las tareas les lleva al fracaso escolar lo cual disminuye su autoestima y autoconcepto.

EN LA ADOLESCENCIA

La hiperactividad suele disminuir, pero el 70% siguen presentando problemas de atención e impulsividad, lo cua
l se manifiesta en conductas desafiantes, abuso de substancias y accidentes. relaciones sexuales precoces y un aumento de la tasa de embarazos no deseados.

EN LA EDAD ADULTA

En la edad adulta, el trastorno continuará en el 50-60% de los casos. Pueden presentar problemas laborales, con frecuentes cambios de puesto de trabajo, y en las relaciones interpersonales, se afecta de hecho los fracasos matrimoniales se duplican con respecto a la población general . Por otro lado existe una baja autoestima y un mayor riesgo de abuso de sustancias, a causa de la impulsividad y su hiperactividad que le llevan a conocer nuevas sensaciones. No tenemos que tener una visión negativa del trastorno ya que en otras ocasiones el paciente ha aprendido a manejarse con el trastorno, y vivir con él sin presentar problemas y tener una capacidad de trabajo mayor que los demás.

PRONOSTICO

El pronóstico depende, en gran medida, de un diagnostico precoz y tratamiento correcto farmacológico y psicológico, así mismo de los problemas psicosociales asociados (familiares, comorbilidad)

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL

El diagnóstico diferencial debe realizarse con trastornos y problemas médicos, neurológicos, psiquiátricos y sociales que presentan sintomatología de TDAH como pueden ser problemas

Medicos:
Neurológicos, Síndrome de Gilles de la Tourette dispepsia.

Psiquiátricos y psicológicos:

- Trastornos de ansiedad.
- Trastornosdelestadode ánimo (depresión, trastorno bipolar).
- Trastornos de conducta.
- Trastornos de aprendizaje.
- Psicosis infantiles y prepsicosis.
- Trastornos del sueño.
- Trastornosdelaprendizaje.
- Trastornos Generalizados del desarrollo (T. del espectro autista).
- Maltratoinfantil.
- Estilo de apego desorganizado.
- Sociales:

Situaciones psicosociales anómalas (trastornos mentales de los padres, carencias afectivas, estilos de apego inadecuados, negli- gencias, abusos sexuales...) y acontecimientos vitales estresantes (pérdidas recientes, cambios de domicilio y colegio, separaciones...).

Los síntomas de estos cuadros pueden ser semejantes a los del TDAH, por lo que hay que hacer un diagnóstico diferencial minucioso para saber si nos encontramos ante comorbilidad del TDAH, o ante un cuadro de otro tipo. El que haya que realizar un diagnóstico diferencial con estos cuadros El médico valorará, a través de la entrevista clínica, la necesidad de realizar pruebas complementarias para perfilar el diagnóstico.


Para el diagnóstico diferencial con la deficiencia psíquica, debemos tener en cuenta que en los TDAH el rendimiento a la hora de cumplimentar las pruebas de inteligencia, especialmente en los inatentos y mixtos, puede verse mermado. Por ello, suele ser recomendable, si la inteligencia es límite o algo por debajo de lo normal, pasar otra prueba de inteligencia después de obtener mejoría en la atención con tratamiento farmacológico.

COMORBILIDAD

El tdah se acompaña frecuentemente de otros síntomas o trastornos que pueden agravar el cuadro y dificultar su adecuado diagnóstico y tratamiento. Los cuadros comórbidos más frecuentes son:

Trastornos de Conducta
Taylor (1986) señala que en los pacientes con TDAH, la hiperactividad está íntimamente unida al déficit atencional, cosa que no ocurre en los trastornos de conducta. En los trastornos de conducta el peso de los factores ambientales negativos es muy significativo. Hasta un 40% de los niños con TDAH manifiestan problemas de conducta, ya sean conductas oposicionistas (conductas de desafío, desobediencia, provocadoras, pero sin llegar a transgredir la norma social), o cuadros antisociales (cond
uctas más agresivas, que transgreden la norma social, y que llevan a un mayor riesgo de graves disfunciones sociales, adicciones, delincuencia...) (Joselevich, 2000).

Trastornos del estado de ánimo.
Se encuentra en el 20-40% de los casos. Es destacable la baja autoestima, el pobre autoconcepto y la presencia de depre
sión, esta última favorecida por una experiencia frustrante y fallida a nivel cognitivo, afectivo y social. En los casos de TDAH es frecuente hallar un estilo de
atribución depresivo, consistente en vivir los fracasos desde atribuciones internas, globales y estables, mientras que es valorado el éxito desde atribuciones externas. Todo ello incide en la auto
imagen del niño con TDAH favoreciendo sentimientos de culpa, pobre autoestima, vivencia de incapacidad, ineptitud, maldad, incapacidad de ser querido y aceptado, todo lo cual provoca inseguridad en sí m
ismo y una excesiva dependencia del adulto. A su vez, la inestabilidad afectiva, caracterizada por labilidad emocional, cambios de humor frecuentes, intolerancia a la frustración, inmadu- rez, reacciones exageradas y contradictorias hace que la convivencia sea muy complicada y frustrante para padres, profesores y compañeros. En los casos en los que está presente la depresión, se debe dar prioridad a su tratamiento, pues los psicoestimulantes pueden no ser efectivos y/o agravarla.

Trastornos de ansiedad
El 25% de los casos de TDAH padecen ansiedad, lo cual puede ser debido a las dificultades que presentan para afrontar estresores y exigencias ambientales. Por ello pueden presentar ansiedad generalizad, de separación, fobias, no querer ir al colegio, etc. El diagnóstico diferencial es muy importante, pues, como ya hemos dicho anteriormente, los niños con trastorno
s de ansiedad pueden presentar síntomas semejantes al TDAH, pero el TDAH presenta muchas veces ansiedad. La utilización de psicoestimulantes puede empeorar el cuadro si la base es un trastorno de ansiedad, por lo que antes de prescribirlos la evaluación debe hacerla un profesional experimentado.

Trastornosdeaprendizaje
Shaywitz y Shaywitz (1991), señalaron que son trastornos diferentes, pero que es frecuente que se den simultáneamente. El 40% de los niños con TDAH repiten curso y es más frecuente el abandono escolar. Las dificultades escolares se manifiestan tempranamente, siendo frecuentes los problemas de lecto–escritura, matemáticas, perceptivo- espaciales, motivacionales, y de lenguaje. Rapin (1987) señala que en el fracaso escolar que presentan los niños con TDAH es importante tener en cuenta otros factores, como la experiencia afectiva, además de la atención y la memoria, pues existe una gran variabilidad en su rendimiento escolar, dependiendo del ambiente y de su estado de ánimo. Esto confunde a pa- dres y profesores, los cuales pueden interpretar estos altibajos, no como algo característico del cuadro cl
ínico, sino como una muestra de mala voluntad y reñir al niño, el cual se sentirá rechazado e incomprendido.


Alteraciones perceptivas motrices y praxias constructivas
A ndar de modo desgarbado, poca habilidad para el deporte, choques frecuentes con objetos, caídas frecuentes, torpeza y falta de ritmo, en la motricidad fina donde se encuentran las alteraciones más significativas. Peters et al. (1973) de tacan la «inadecuada mo
dulación de la motilidad: no controla su fuerza, su movimiento, su tono de voz... Por ello resulta un niño torpe, brusco, desmañado». El control de la motricidad fina es esencial para el aprendizaje, por ello este déficit es el factor más
reseñable en los casos de TDAH y se observa sobre todo a nivel escolar. La falta de orientación espacio-temporal conlleva una dificultad muy importante en las actividades, tanto cotidianas como académicas.
El aprendizaje de la lectoescritura es el área en el que más se observan estas dificultades: continua inversión, escritura en espejo, mala grafía, inadecuada orga- nización del espacio. La dislexia es el doble de frecuente en el TDAH, lo cual aumenta las probabilidades de fracasar escolarmente. En el área de las matemáticas, al ser complicada la orientación y los cambios de direccionalidad que suponen las operaciones aritméticas, se observan serias dificultades en los niños con TDAH.
En el estudio de tratamiento multimodal en niños con TDAH (MTA cooperative group, 1999), al inicio presentaban como único trastorno TDAH el 31% de los casos, mientras que el 40% presentaban además un trastorno oposicional, el 34% T. de ansiedad, el 14% T. de conducta, el 11% tics y el 4% T. del ánimo

Otros trastornos como fobias, bruxismo, trastornos psicosomáticos, alteraciones de sueño (dificultad de conciliación, sonambulismo, hablar dormido), enuresis, epilepsia (2004), etc. Conforman alteraciones adicionales consecuentes a fracasos o experiencias negativas en la primera infancia y que no son específicas del trastorno. De Negri (1996) dice del niño con TDAH: «va formando la estructura de una imagen de sí mismo, ambigua, desvalorizada, angustiante, derivada de la experiencia crónica de frustración y rechazo».

EPIDEMIOLOGIA

la prevalencia oscila del 3 al 7% (Swanson, Ser- geant, y Taylor, 1998; Connor, 2002), del 3-5% en el DSM-IV, siendo el 4-6% el porcentaje más aceptado en nuestro medio (Soutullo-Esperón, 2003).
.
Al analizar los subtipos de TDAH encontramos diferencias en la prevalencia, así el subtipo combinado es mucho más frecuente (52,2%) que el inatento (34,8%) y que el hiperactivo (13%), (Rhode et al., 2000, Barbaresi, et al., 2002, 2004). Las diferencias más significativas entre los subtipos de TDAH están en la memoria de trabajo no verbal, previsión de respuesta, comprobación de hipótesis y control motriz.
Los niños son más propensos que las niñas a padecer el trastorno, 2,5:1, mientras que las niñas presentan más problemas de atención y cognitivos que impulsividad (Gershon, 2002; Biederman et al., 2004)). La prevalencia más alta se encuentra en el rango de edad de 6-9 años. Más del 80% seguirán presentando el trastorno en la adolescencia, y el 30-65% lo seguirán padeciendo en la vida adulta.

ETIOLOGIA



En la etiología del TDAH se han hallado factores genéticos, y ambientales, Los estudio genéticos muestran que existe mayor susceptibilidad de padecer el trastorno en familiares de primer orden (5-6 veces más frecuente), concordancia en gemelos monocigóticos (51-86%) y dicigóticos (29-33%) (Cornejo, Cuartas, Gómez-Uribe y Carrizosa (2004). En su origen se señala la combinación de factores genéticos y ambientales durante el embarazo como por ejemplo, consumo de alcohol, tabaco,

Anatómicamente se ha observado que existe menor volumen cerebral (2,7- 3,2% menor) y cerebeloso (-3,5%) en niños con TDAH, que correlaciona positivamente con la sintomatología (Castellanos et al. 2002). El circuito anatómico implicado incluye regiones cerebrales prefrontales derechas, estriada, ganglios basales y el vérmix cerebeloso (Castellanos y Acosta, 2002). Existe mayor activación frontal y menor activación estriada que en los controles (Vaidya et al., 1998). El área prefrontal organiza la información, inhibe la respuesta, planifica la conducta y se- lecciona la atención. Hace de «director de orquesta» de la inf
ormación que le llega, dando sentido a pensamiento, sentimiento y conducta. Los ganglios basales están asociados al control motor y el cerebelo a la coordinación motriz.

A nivel neurobiológico, en el TDAH parece existir una inmadurez en los sistemas de neurotransmisión monoaminérgicos: existe menos dopamina en las sinápsis (asociada el comportamiento motor y al sistema de refuerzo de recompensa), noradrenalina (asociada a la atención, vigilancia y funciones ejecutivas), serotonina (regulador del estado de ánimo), y GABA, que participa en la regulación del circuito atencional subcortical. Estudios realizados con Potenciales Evocados Cognitivos muestran que los niños con TDAH tien
en alteradas determinadas etapas del pro- cesamientos cognitivo de la información (Idiazábal et al., 2005).
El TDAH está asociado a déficits de funciones ejecutivas: inhibición de las respuestas, planificación, memoria de trabajo, capacidad de retrasar la gratificación y la flexibilidad mental, de manera que estarían implicados el cortex prefrontal, el cueRpo estriado y la do
pamina (The Royal College of Psychiatrists, 2004). Los hallazgos neuroanatómicos y neuropsicológicos destacan los déficit en las funciones inhibitorias, ejecutivas y atencionales mediadas por el lóbulo frontal.
Debido a estás alteraciones los estímulos se perciben como caóticos y difíciles de organizar, por lo que se producen alteraciones cognitivas, afectivas y conductuales. Entre los «indicadores de hiperactividad» tempranos destacan: descargas mioclónicas durante el sueño,
alteraciones en el ritmo circadiano, elevada reactividad ante estímulos auditivos, resistencia a los cuidados cotidianos, actividad motriz excesiva, poca conciencia del peligro, dificultades en la adaptación social, y un estilo cognitivo irreflexivo, falta de control motriz, fluctuaciones atencionales y agresividad (Risueño, 2001). .

CLINICA O SINTOMAS


SÍNTOMAS PRINCIPALES

1. Déficit de atención.
La atención es la focalización de la conciencia, su función es seleccionar datos y utiliza filtros para dejar de lado estímulos que no son relevantes.
La capacidad de la atención es influida por varios factores: 1) evaluación de esfuerzo que requiere la tarea, 2) disposición estable orientada a la supervivencia, 3) orientación a objetivos transitorios dependientes de las necesidades del momento y 4) el nivel de activación emocional (arousal).
Existen dos tipos de atención: a)voluntaria, la utilizamos para mantener nuestra conciencia centrada en un objeto, requiere un esfuerzo de concentración. e scuando nos ponemos con los cinco sentidos para hacer algo y la atencion espontanea b) espontánea, sujeta a estímulos externos y asociada al sistema de alerta que nos protege de peligros.

SINTOMAS PRICIPALES

LA ATENCION


La atencion tiene tres etapas que son;

1ºEnfoque que consiste en elegir algo hacia donde dirigir nuestra atención,

2º La selección nos centrarnos en algo que reclama nuestra atención es ese momento

3º El sostenimiento de la atención esta condicionada por la organización, dirección, mantenimiento y el esfuerzo invertido. Si esto falla se cometen más errores. En los TDAH falla la atención selectiva y sostenida.

LA HIPERACTIVIDAD

Estos niños no paran quietos, realizan conductas de riesgo, se balancean, tocan todo, hablan sin parar, etc. En relación con el exceso de actividad se utilizan términos que conviene distinguir: La hiperactividad se asocia a un rasgo de conducta desorganizada y caótica. La sobreactividad hace referencia a la excesiva movilidad motivada por diferentes causas y está presente en condiciones de normalidad y cuadros clínicos, como puede ser la ansiedad, en situaciones con ansiedad el niño esta mas hiperactivo, y presta menos atencion por déficit cognitivo. el cual desaparece si cesa la causa de ansiedad o cambia de ambiente. Por ejemplo un niño puede estar ansieso en el colegio dando una clinica de hiperactividad y dificultad de atencion, y desaparecer estas en un ambiente familiar y relajado como es en su casa


LA IMPUSLSIVIDAD


La impulsividad es la dificultad para actuar después de pensar, son muy impacientes, interrumpen conversaciones, no respetan los turnos e incluso llevan a cabo conductas que acarrean riesgos para la integridad propia. Tenemos una impulsividad cognitiva, donde la persona impulsiva no reflexiona y tiene más probabilidades de precipitarse y no solucionar adecuadamente los problemas que se le presentan, no se para observar y escuchar, tomado decisiones precipitadas sin valorar las ventajas y desventajas y por otro lado tenemos la impulsividad motora, se asocia a una falta de control motriz por la búsqueda de gratificación inmediata que hace que les resulte muy difícil esperar. La persona impulsiva puede tener accesos de cólera cuando no obtiene lo que desea, por tener un nivel de frustración y con agresividad .

Para realizar el diagnóstico de TDAH es imprescindible la observación de los síntomas mencionados en diferentes situaciones del paciente: escuela, hogar, trabajo y ocio, por lo que es necesaria la utilización de fuentes múltiples de información.

FOTOS MARIA MUÑOZ